Limpiamos bien los mejillones. Con la ayuda de un cuchillo raspamos la concha, quitándole todos los pelillos.
En una olla grande vertemos 2 dedos de agua y llevamos a ebullición. Cuando el agua empiece a hervir, añadimos los mejillones y tapamos la olla. Dejamos unos minutos hasta que se abran.
Retiramos los mejillones y dejamos que enfríen. Colamos el agua y reservamos. Una vez fríos, les vamos retirando la concha y cortamos la carne de los mejillones en trocitos pequeños. Reservamos 6-8 piezas enteras para decorar.
En otra cazuela, echamos un buen chorro de aceite de oliva, añadimos la cebolla y el ajo, que habremos cortado previamente, y también los mejillones. Una vez que esté todo dorado, añadimos las 2 cucharadas de harina de maíz. Removemos y dejamos unos minutos para que se haga todo bien.
A continuación, incorporamos el caldo de pescado y también el agua que utilizamos para hervir los mejillones. Añadimos el tomate frito y dejamos que hierva todo bien durante 10 minutos.
Con una batidora, trituramos todo y después la colamos para que quede la crema mucho más fina.
Servimos caliente y le ponemos unos mejillones a cada plato de decoración.